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Las Obras No Se Terminan, Las Obras Se Abandonan: Reflexiones Desde la Gestión de Proyectos en Construcción

 

En el mundo de la construcción, hay una frase que suele resonar: “Las obras no se terminan, las obras se abandonan”. Esta afirmación puede parecer irónica a primera vista, pero encierra una realidad que muchos ingenieros, arquitectos y gestores de proyectos conocen muy bien: en la mayoría de los casos, una obra no llega a un estado de perfección total, sino a un punto en el que los involucrados deciden que es momento de dejarla en el estado más adecuado posible para su uso o entrega. ¿Por qué sucede esto? Vamos a explorar algunas de las razones detrás de este fenómeno y cómo la gestión adecuada puede mitigar los riesgos de "abandonar" una obra de manera prematura.

1. La Tensión entre Tiempo, Costo y Calidad

La construcción es un triángulo en el que el tiempo, el costo y la calidad están constantemente en tensión. Completar una obra con el nivel de detalle y calidad deseados por todas las partes requiere un delicado equilibrio entre estos tres factores. Sin embargo, en la práctica, los retrasos en cronogramas, los desvíos en el presupuesto y las limitaciones técnicas hacen que ese equilibrio sea extremadamente difícil de lograr.

Es común que los proyectos experimenten aumentos de costos o demoras imprevistas que obligan a priorizar aspectos del trabajo. En ese momento, la "perfección" de la obra se negocia, y lo que se entrega es lo más cercano posible al estándar deseado, ajustado a las realidades económicas y temporales del proyecto.

2. El Síndrome de los Retrasos y las Prórrogas

Uno de los factores que lleva a esta percepción es el síndrome de los retrasos y las prórrogas continuas. A medida que un proyecto se extiende más allá de su fecha límite original, la presión por concluirlo crece. Las empresas constructoras, los clientes y los inversores se ven envueltos en una dinámica en la que el objetivo pasa de buscar la "finalización ideal" a simplemente “terminarlo” para liberar recursos, minimizar pérdidas y entregar algo funcional.

En este contexto, la obra se termina no porque esté completamente finalizada, sino porque seguir extendiéndola resulta inviable o ineficaz para todos los actores involucrados.

3. La Gestión de Alcance: Donde Todo Comienza

La frase también tiene un trasfondo filosófico en cuanto a la definición del “fin” de una obra. Una de las causas principales de la sensación de abandono es la falta de claridad en la gestión del alcance. Al inicio de un proyecto, definir claramente qué se espera como resultado final es clave, pero las expectativas cambian, surgen nuevas necesidades y modificaciones sobre la marcha. Es por esto que muchas veces tenemos tantas versiones de levantamiento de observaciones.

Una obra que se percibe como "abandonada" puede ser el reflejo de un proceso de gestión de cambios ineficiente. Es fundamental tener un control de lo que se va modificando y cómo afecta el tiempo, los costos y la calidad.

4. El Costo de las Últimas Decisiones

Existe una realidad que muchas veces se subestima en los proyectos de construcción: el costo de las decisiones tomadas al final del proyecto es mucho más alto que las que se toman al inicio. A medida que el proyecto avanza y se encuentra en sus etapas finales, cualquier modificación o ajuste puede disparar los costos de forma exponencial, por lo que es común que se decida no hacer esos cambios.

Aquí es donde surge la sensación de “abandono”: la obra podría continuar afinándose y mejorándose, pero los recursos, tanto económicos como temporales, ya no están disponibles para justificar más ajustes.

5. El Ciclo de Vida del Proyecto y el Mantenimiento Posterior

Si bien el enfoque suele estar en la construcción de una obra, es fundamental entender que la entrega del proyecto no es el punto final. El ciclo de vida de una construcción continúa mucho más allá de su "finalización". El mantenimiento, las adaptaciones y las mejoras son inevitables. Una obra "abandonada" no es un fracaso, sino una parte natural del ciclo de vida de la edificación.

De hecho, muchos proyectos no se "terminan" realmente, sino que entran en una fase de mejora continua, donde las lecciones aprendidas se aplican para futuros mantenimientos y actualizaciones.

6. Conclusión: Gestionar las Expectativas y los Límites

Para los profesionales del sector, aceptar que las obras se abandonan en algún punto es una lección que conlleva una valiosa reflexión: gestionar correctamente las expectativas y los límites. El éxito de un proyecto de construcción no reside únicamente en alcanzar una perfección inalcanzable, sino en cumplir con los objetivos acordados de la mejor manera posible dentro de los límites del tiempo, los costos y los recursos disponibles.

Al final, la clave está en encontrar el equilibrio, planificar con flexibilidad y reconocer que ninguna obra es completamente final. Los proyectos evolucionan con el tiempo, y lo que puede parecer un abandono es, en realidad, la entrega más adecuada en un contexto determinado.

Las obras no se terminan porque la construcción es, en su esencia, un proceso dinámico y continuo. El verdadero reto está en saber cuándo es momento de dejar que una obra siga su curso y enfocarse en el siguiente desafío.